Cada niño, al igual que nosotros adultos, vive el duelo de un modo diferente. Es decisivo estar al lado de los pequeños para permitirles validar cada emoción y que entiendan que la muerte es parte de la propia vida. Por lo general, el tiempo después de la pérdida está repleto de confusión emocional, cambios y caos.
Tanto para los adultos como para los niños, el duelo es un proceso importante que permite:
- Aceptar que un ser querido ha muerto
- Lidiar con sentimientos difíciles
- Decir adiós
¿Cómo ayudar a afrontar el duelo a los niños?
Perder a un ser querido está lleno de complejidad y, a veces, los pequeños son los grandes descuidados en este delicado proceso. Lo son porque no siempre sabemos cómo abordarlos, no podemos encontrar las palabras adecuadas y dudamos de qué hacer y qué no hacer. Carl Jung dijo que la felicidad solo se vuelve significativa cuando conocemos la tristeza, sin embargo, cuando hablamos del mundo de los niños queremos protegerlos de la desgracia, el dolor y la pérdida.
Lo que ellos puedan entender sobre la muerte depende en gran medida de su edad, experiencias de vida y personalidad. Sin embargo, hay algunos puntos importantes que deben tenerse en cuenta en cualquier caso. Sé honesto con los niños y aliéntalos a que hagan preguntas, para ello, es importante crear una atmósfera de confianza y apertura que transmita a los niños el mensaje de que no hay una manera correcta ni equivocada de sentirse.
Sin embargo, la muerte en sí forma parte de la vida y esa realidad es algo que tendrán que afrontar tarde o temprano. Conozcamos qué estrategias son las mejores en estas circunstancias.
Claves sobre cómo ayudar a afrontar el duelo a los niños
El duelo involucra a un niño que navega por un océano completamente desconocido donde las emociones y los sentimientos pueden ser muy conflictivos. Como adultos, como padres o como tutores, debemos ser líderes en este proceso.
En este viaje juntos, debemos comprender que todos los niños (al igual que los adultos) sufren el dolor de la pérdida de una manera especial. Por tanto, saber interpretar sus necesidades es fundamental para favorecer un mejor ajuste emocional a la nueva realidad.
- Ser sinceros a través de un lenguaje sencillo. La capacidad de un niño para comprender qué es la muerte siempre depende de su edad. Por lo tanto, para ayudar a los niños a lidiar con el dolor, debemos adaptarnos a su lenguaje para que comprendan la realidad. Evitemos eufemismos, como los clásicos “está durmiendo” o “se ha ido lejos”.
- Contestar todas sus preguntas. Es muy común que los niños tengan varias preguntas sobre lo sucedido. No importa si están involucrados o si son muy extraños. Debemos responderlas a todas con cariño, sinceridad y cercanía. La comunicación positiva es clave en todos los casos.
- Toda emoción es válida. Los niños sufren a su manera. Algunos buscarán refugio del juego y otros estarán cerca de sus seres queridos. Todo es valido. Lo más importante es estar a su lado para que vean que las reacciones son aceptables, ya sea llorando, sintiéndose enojado, triste o asustado.
- La muerte es parte de la vida (y la vida hay que vivirla). Para ayudar a los niños a lidiar con el dolor, es bueno que vuelvan a sus rutinas lo antes posible. Nuestros pequeños necesitan entender que la muerte es otra parte de la vida, y aunque la pérdida duele, los recuerdos que sembramos en nuestro corazón permanecen para que esa persona especial siga siendo recordada.
Cuando ayudamos a nuestros hijos a curarse del dolor que produce la herida emocional más profunda de todas –la muerte de un ser querido -, los estamos dotando de unas capacidades y una comprensión importantes, que le servirán para el resto de sus vidas.