Técnicas y estrategias para evitar el burnout

El concepto de “síndrome del Burnout” («síndrome de estar quemado», «síndrome de quemarse por el trabajo”, “síndrome del estrés laboral asistencial”),  nace de la consideración del estrés laboral sufrido por los profesionales.

Cabe destacar que, es considerado por la OMS como una enfermedad que deteriora la salud física y mental de las personas.

Este síndrome aparece como una respuesta al estrés crónico y se caracteriza por actitudes y sentimientos negativos hacia las personas con las que se trabaja y hacia el rol profesional que se desempeña, lo que contribuye a que lentamente se pierda el compromiso y motivación hacia el trabajo.

¿Cuáles son los posibles desencadenantes?

Las variables desencadenantes o factores de riesgo del proceso del burnout se encuentran, al igual que ocurre con el estrés laboral, en los estresores del contexto de la organización, centrándose en aspectos organizativos y de diseño del puesto y en los relativos a las exigencias emocionales derivadas de las relaciones interpersonales durante el desarrollo del trabajo.

Las organizaciones con un contenido de trabajo simple y repetitivo, demasiado jerarquizadas y rígidas, con escasez de recursos y un mal clima laboral, en el que no se fomenta la participación de los trabajadores y sí la sobrecarga de trabajo, está presente el conflicto y la ambigüedad de rol, junto con la falta de apoyo social por parte de la dirección o de los compañeros.

¿Cómo podemos identificarlo?

El burnout es una respuesta prolongada a estresores crónicos en el ámbito personal y laboral, determinada a partir de sus dimensiones de agotamiento, cinismo e ineficacia profesional, y que ocurre con mayor frecuencia entre empleados que trabajan con personas (sector asistencial, sanitario y educativo).

  • A nivel personal: agotamiento, sensación de no poder dar más de sí emocionalmente y una ausencia de energía y entusiasmo.
  • A nivel social: asociado al desarrollo de actitudes negativas, como insensibilidad y cinismo hacia clientes y compañeros.
  • A nivel profesional: determinada por una baja autoestima y la incapacidad para soportar la presión y sentirse satisfecho con los resultados obtenidos.

Y todo esto se genera por la exposición prolongada y frecuente a unas condiciones de trabajo nocivas. En concreto, y ante unas exigencias elevadas -con gran tensión emocional y cognitiva-, sumado a la falta de reconocimiento y de reciprocidad en relación al esfuerzo realizado, el desarrollo de este cuadro es una cuestión de tiempo.

¿Cómo se puede prevenir?

  • Mantener un estilo de vida saludable. Es decir, mantener hábitos de sueño y alimentación adecuados, así como realizar ejercicios físicas e implementar momentos de ocios personales.
  • Satisfacción en el lugar de trabajo. Siempre cuestionar si nos sentimos bien en nuestro trabajo, de no ser así, una gran pregunta sería: »¿Qué puedo hacer para mejorar mi espacio laboral?»
  • Apoyo personal y social, desde lo laboral a lo familiar es muy importante disponer de este tipo de apoyo, y para todos los ámbitos, ya que nos puede ayudar con el afrontamiento de la situación desagradable que se padece o incluso a ver las cosas desde otra perspectiva.
  • Comunicaciones abiertas,  este es un factor muy importante para que podamos expresar lo que deseamos, haciendo uso de la comunicación asertiva.
  • Mejora de la organización personal, la organización siempre es un paso muy importante para poder llevar a cabo nuestros objetivos en la vida y utilizar las técnicas de afrontamiento mas propicias para cada caso.

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