El proceso de hospitalización y el de la intervención médica y sanitaria tienen un impacto en el niño o adolescente y en su familia. La forma en la que todo el sistema familiar afronte la situación influirá en el bienestar del niño o adolescente, además de repercutir en su evolución física y su recuperación.
Por ello, es importante asegurar el bienestar emocional y formas apropiadas de afrontamiento de toda la familia.
El impacto que produce la hospitalización en los niños y los adolescentes y sus familiares debe ser abordado en una estrategia de hospitales pediátricos amigables con los niños.
Una de las estrategias actuales es poder incidir de forma precoz en aquellas situaciones que puedan afectar al bienestar emocional en la edad más temprana y asegurar que tienen un buen comienzo en la vida.
¿Cómo se trabaja el bienestar emocional dentro de un ambiente hospitalario?
Para la adecuada gestión del bienestar emocional es imprescindible la gestión del riesgo psicosocial, entendido como “El conjunto de circunstancias, hechos y factores personales, familiares o sociales, relacionados con una problemática determinada (abandono, maltrato, violencia, baja escolaridad, vínculos familiares precarios, necesidades básicas insatisfechas, entre otros)
que aumentan la probabilidad de que una persona inicie o se mantenga en situaciones críticas que afectan a su desarrollo integral (deserción escolar, bajo desempeño académico, timidez o agresividad, entre otros), o que sea víctima o autor de la violencia u otras situaciones mencionadas afectando sus derechos esenciales”
Hay factores de riesgo que pueden perjudicar el desarrollo del niño y del adolescente: prematuridad al nacer, pobreza, problemas familiares, violencia, enfermedad, etc.; y también se han descrito factores de riesgo en el marco hospitalario: enfermedad, pérdidas, un ambiente hospitalario poco humanizado, listas de espera largas.
¿Cúal es el impacto de la hospitalización en niños y adolescentes?
- Incertidumbre (diagnóstico, posibilidades de tratamiento, pronóstico)
- Falta de control a nivel personal y social.
- Estar triste.
- Alteración en el sueño y apetito.
- Pérdida de interés por las actividades normales.
- Dificultad de concentración.
- Problemas de comportamiento derivados de las dificultades de lenguaje (inseguridad, retraimiento) en adolescentes.
- Sentimientos de inseguridad causados por la excesiva sobreprotección por parte de los adultos.
- Nerviosismo y preocupación por las continuas visitas médicas y pruebas, que aumenta si no conoce la información sobre la enfermedad y sobre sus consecuencias.
- Separación del entorno más próximo y pérdida de la escolarización de forma intermitente que le puede generar ansiedad y malestar y, cuando son adolescentes, abandono de los estudios.
¿Qué podemos hacer al respecto?
Diferentes iniciativas remarcan la importancia del trabajo con los padres y el trabajo comunitario para la mejora de la
salud y el bienestar emocional y mental de los niños y adolescentes. A continuación, se reseñan algunas de ellas:
1- La creación de un sentido de comunidad:
* Comunidad que promueve la salud mental y el bienestar.
* Relaciones, pertenencia e inclusión de niño y familia.
2- El desarrollo de habilidades sociales y emocionales de los niños:
* Relaciones entre los niños y los profesionales.
* Desarrollo de habilidades sociales y emocionales
de los niños.
* Desarrollo y apoyo del personal.
3- El trabajo con los padres y los profesionales:
* Relaciones de colaboración con las familias.
* Conectar a las familias.
* Apoyo a la crianza de los hijos.
4- La ayuda a los niños que sufren problemas de salud mental:
* Entender a los niños con alteración del bienestar emocional y trastornos de salud mental.
* Dar respuesta a los niños que pueden estar experimentando un trastorno de salud mental.
Para poder efectuar un abordaje integrado, necesitamos conocer con mayor profundidad en qué consiste el bienestar emocional, qué se entiende por emoción y cuál es el impacto de la hospitalización en el niño, adolescente y la familia, para luego podernos centrar en la valoración y el apoyo emocional,
así como comentar algunos programas de preparación y ayuda psicológica para determinados procesos asistenciales y el papel del entorno en la atención integral del niño, así como el de todos los implicados en el proceso de atención.