Las están matando: Un vistazo psicológico sobre el feminicidio

La violencia contra la mujer es un tema  de preocupación mundial y actualmente es una plaga que afecta a las mujeres, vulnerando sus derechos fundamentales, atentando contra sus vidas e impidiendo el desarrollo de una sociedad inclusiva y democrática.

En la actualidad nos encontramos con manifestaciones de violencia que no solo afectan a la integridad física y psicológica, sino que incluso constituyen un serio riesgo para la vida de millones de mujeres en el país. La muerte de muchas de ellas se produjo en un contexto de violencia familiar.

Lo más grave, sin embargo es que, en algunos casos, las víctimas que buscaron algún tipo de ayuda no recibieron la respuesta o ayuda necesaria por parte de las autoridades para evitar su repetición y, finalmente, un resultado fatal.

Nuestro país, el Perú, no es ajeno a los casos de feminicidio en la región.

En este sentido, solo entre febrero del año 2019 y mayo de este año se reportaron 265 casos de crímenes contra mujeres. Es decir, un promedio mensual de ocho mujeres asesinadas.

Estas violencias no son exclusivas de ningún sistema político o económico. Desgraciadamente, se dan en todas las sociedades del mundo y sin distinción de posición económica, raza o cultura, aunando a ello que las estructuras de poderes del Estado se caracterizan por su profundo arraigo y su intransigencia, impidiendo que las mujeres ejerciten sus derechos con plena libertad y seguridad.

Diversos estudios han obtenido como resultado que, al menos, una de cada tres mujeres han sido golpeadas, obligadas a mantener relaciones sexuales o sometidas a algún otro tipo de abusos en su vida. Por lo general, el autor de los abusos es un familiar o un conocido.

En el Perú, según una evaluación realizada por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), se han podido verificar cifras de los últimos tiempos que indican que 8 de cada 10 casos de abusos sexuales tienen como agresor a un miembro del entorno familiar de la víctima y 6 de cada 10 embarazos en niñas (de 11 a 14 años de edad) son producto del incesto o violación.

Asimismo, en el año 2000 el 41 % de las mujeres peruanas fueron agredidas alguna vez físicamente por su esposo  y el 28 % por otros.

Respecto a la frecuencia en que se ejercía la violencia, un 83 % indicó que esta se daba algunas veces y un 16 % dijo frecuentemente.

Desde un punto psicológico…

Las consecuencias psicológicas del abuso son en ocasiones más graves que sus efectos físicos. La experiencia de abuso continuo erosiona la autoestima de las mujeres y aumenta el riesgo de una variedad de problemas de salud mental, como depresión, ansiedad, fobias, trastorno de estrés postraumático, suicidio, autolesiones, cortes, abuso de alcohol y drogas, y otras formas angustia.

Conviene indicar que, el feminicidio es una categoría que debe abordarse como la forma más extrema e irreparable de violencia directa hacia las mujeres y como una alternativa a la neutralidad del término homicidio, además de ser un problema de Estado y de la sociedad en su conjunto. Así, se concluye que es el crimen contra las mujeres por razones de género.

Esto nos permite evidenciar la magnitud de esta violencia y presentarla como un grave y creciente problema social que urge atender. También permite especificar las causas estructurales e históricas a las que responden este tipo de delitos, alejándonos de generalizaciones que tienden a estereotipar y crear mitos alrededor del comportamiento femenino, devaluándolo y justificando el crimen tácitamente. 

Los autores no son personas con perturbaciones mentales, sino personas socializadas cuya acción responde no a “emociones violentas” sino a conductas desarrolladas en un contexto de discriminación y violencia contra la mujer.

Es repulsivo saber que en América Latina cada tres horas una mujer es asesinada por su pareja o una expareja. Este revela que en la mayor parte de los países de la región, los feminicidios son cometidos por alguien con quien la víctima tenía o había tenido una relación sentimental.

 

Es momento de promover la conciencia social a través de programas preventivos  dirigidos a mejorar  las estrategias para abordar estas situaciones.

 

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