El lenguaje emocional en niños y adolescentes

El lenguaje como definición universal que todos conocemos es el que permite comunicar, expresar lo que se piensa o siente, gustos o preferencias. Al hablar de lenguaje emocional este abarca la gestión emocional, no solo individual sino también de las figuras de autoridad que rodean al menor y el contexto en donde se desenvuelve.

Es necesario saber diferenciar entre emociones y sentimientos, puesto que muchas veces estos términos son empleados como sinónimos. Al hablar de emociones, nos referimos a un proceso del cerebro que siente, conectado con los pensamientos y la actitud frente al mundo; mientras que los sentimientos son los que surgen, por ejemplo, al evocar un recuerdo y acompaña la felicidad, la tristeza, ira y miedo, estos son pasajeros y espontáneos.

Las emociones vienen acompañadas de modos de expresión, se tiene así el lenguaje corporal, este transmite y es observable en la medida que el padre o evaluador preste la suficiente atención. Deben ser interpretados de modo objetivo y evaluar la situación previa a la que se ha visto expuesto.

Cabe resaltar que el primer ejemplo de cómo expresar las emociones se adquiere de los padres o quienes cumplan el rol de cuidadores, al reprimir o decir que no se está sintiendo, se comunica indirectamente al menor que es lo correcto ocultar y no expresar lo que está atravesando.

Dentro de las actividades propuestas para ayudar a niños y adolescentes que presentan dificultades para la identificación y expresión de emociones se proponen, para niños en específico el elaborar un diccionario de emociones, donde el menor puede reconocer mediante imágenes emociones básicas y sus expresiones físicas; la lectura de cuentos también resulta de utilidad ya muchos de ellos contienen ilustraciones y permiten identificar el personaje y lo que va sucediendo con este. Mientras que para los adolescentes quienes están regulando y aprendiendo nuevas formas de expresión, es de gran apoyo reforzar la idea de que tienen permitido y es válido sentir y expresar a los demás, siempre y cuando sea de modo adecuado. Respecto a lo mencionado, es importante no globalizar y creer que todo servirá de igual modo para los menores, cada individuo desde su particularidad, empleará e impactará en sí, de diferente modo.

En menores con algún trastorno de desarrollo, en especial, es necesario no recurrir a la interpretación o suposición, porque si bien el área comunicativa y de aprendizaje está afectada, es por lo que se debe colocar especial empeño en educarlos desde muy pequeños a poder expresar adecuadamente lo que desean o quieren comunicar.

La inteligencia emocional no es un concepto alejado de lo que se viene tratando, pues es la que permite desarrollar la capacidad para gestionar adecuadamente las emociones propias, entonces contando con esto se puede pasar a una estancia de poder comunicar lo que conozco y estoy consciente que estoy sintiendo.

Del mismo modo los valores son otro concepto que va de la mano, teniendo en cuenta estos desde la niñez, se puede aprender a expresar en el momento adecuado y de modo correcto lo que se está sintiendo, el respeto, por ejemplo, sería un valor primordial, pues permitirá establecer el peso necesario tanto a lo que se viene atravesando, así como a lo que el otro comparte.

Resulta de alto impacto en la vida propia, como en la de los demás, el cuidado del lenguaje emocional, ponerlo en práctica todos los días logrará que la comunicación verbal pueda trasmitir lo que realmente tiene como intención inicial sin prestarse a malos entendidos. Se debe fortalecer y validar lo que se siente y el modo en cómo se vive la emoción, no permitir de ningún modo que el otro imponga su perspectiva de lo correcto si no es algo que comparto y sobre todo si no me hace sentir pleno. No olvidar que los padres educan y los niños siguen el ejemplo fiel de estos.

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