El juego y el humor: Herramientas esenciales

La sonrisa no sólo cambia la expresión de la cara, sino que cuando se produce este hecho, el cerebro pone en marcha la liberación de endorfinas, hormonas segregadas por diferentes partes del cuerpo.

La risa nos ayuda a desinhibirnos, establecer relaciones sociales, nos ayuda a vencer los miedos y a proporcionarnos una sensación de bienestar.

El sentido del humor es una percepción que nos permite experimentar sosiego y felicidad aun cuando nos enfrentamos a la adversidad. Es un mecanismo de supervivencia, ya que mejora el sistema de comunicación y de contacto personal e incide directamente en el bienestar del paciente.

En cuanto a la risa es mucho más que un desahogo del estrés, proporciona a la relación psicologo(a)-paciente una comunicación e interacción. La sonrisa es facilitadora de una comunicación positiva, humana e igualitaria.

Efectos psicológicos de la risa

  • Elimina el estrés. Se producen endorfinas y adrenalina que elevan el tono vital y nos hacen sentir más despiertos.
  • Alivia la depresión. Se produce una disminución del cortisol, ayudando a la prevención, mejora y/o curación de los problemas ocasionados por las cargas mentales. Permite ser más receptivo y ver el lado positivo de las cosas.
  • Mejora de autoestima.
  • Ayuda a mejorar la imaginación, intuición y creatividad.
  • Proceso de regresión. Es decir, se produce un retroceso a un nivel anterior de funcionamiento mental o emocional, generalmente como un mecanismo para aliviar una realidad que se percibe como dolorosa o negativa.
  • Exteriorización. A través de la risa las personas exteriorizan emociones y sentimientos. 

El humor como tratamiento de salud

Los profesionales sanitarios podemos interferir en el humor de los pacientes más de lo que creemos. Cuando el terapeuta/psicologo desarrolla la empatía, la escucha activa y opta por actitudes optimistas y positivas se facilita la comprensión de los pacientes y tienden a estar más relajados y confiados. En cambio, la ansiedad en el profesional genera también ansiedad en el paciente y su grupo familiar.

Las pautas para fomentar el optimismo  a los pacientes se inicia en el propio equipo de salud. Debe existir un buen funcionamiento de las relaciones interpersonales entre los miembro del equipo.

  • Facilitar y utilizar actitudes de escucha activa que permitan al paciente sentirse respetado y valorado, como la empatía, respeto cálido, autenticidad y aceptación incondicional.
  • Incluir la risa como actividad profesional, para favorecer la pronta recuperación de los pacientes.
  • Establecer una relación de empatía con el paciente y su familia para lograr un entorno de confianza en donde reine la comprensión en la relación terapéutica. Trasmitirles que el reír y el tener humor va a aumentar su calidad de vida.

El juego como estrategia didáctica

Se puede decir que los niños y niñas desde que nacen, en sus juegos, potencian una identidad del grupo social a la cual cada uno de ellos pertenece. Además cuando se encuentran inmersos en una sociedad, o en pequeñas comunidades, en los niños y las niñas se fomenta la cohesión y la solidaridad, donde van aprendiendo los diversos valores humanos y éticos que les permiten actuar y ser miembros de estos grupos, y que a su vez le van dando un sentido para la formación de su personalidad y de su desarrollo integral.

Los niños y las niñas que pertenecen a la población infantil, se convertirán en sujetos sociales, participando y cooperando en sus diversos contextos con sus compañeros, docentes y familia, en intercambios de argumentos sustentados en situaciones de diálogo, potencializando en ellos el desarrollo de una autonomía, que les permitirá conocerse a sí mismos y ser capaces de descubrir al otro.

Lo anterior refiere al aprender a ser, quién es la meta de la educación, lograr seres humanos, con un pensamiento autónomo y crítico que les permite elaborar juicios propios, para determinar por sí mismos qué deben hacer en las diferentes circunstancias de la vida.

El sentido del humor como instrumento protector de los profesionales de salud

Nuestra capacidad para la risa nos proporciona una liberación momentánea de la intensidad de lo que, de otro modo, sería sobrecogedor. Aplicamos el sentido del humor para adquirir una nueva perspectiva y hallar una manera de funcionar en una situación que, de otro modo podría ser intolerable y nos ayuda a manejar el estrés asistencial.

La perspectiva que proporciona el humor nos ayuda a desconectarnos del sufrimiento que presenciamos y, aun así, continuar siendo sensibles a dicho sufrimiento. La risa nos llena de alegría que irradiamos a otros, la búsqueda del humor evita que nos centremos en los elementos agobiantes o depresivos de la prestación asistencial.

Las tensiones psíquicas y físicas generadas por el exceso de trabajo pueden bloquear las actitudes positivas y optimistas, pero si se adoptan éstas como parte de nuestro trabajo se comprueba que no es tan difícil ya que facilita la relación terapéutica con el paciente y su familia, y hacen sentirse más seguros. Todo esto permite al profesional desarrollar su trabajo con mayor satisfacción de forma que resulte más gratificante.

La aplicación de la risa y el humor se debe hacer de forma inteligente, creando un marco beneficioso para la relación terapéutica. Es esencial adaptar nuestras intervenciones humorísticas a cada individuo y a cada situación ya que son únicos y varían día a día, para ello es importante disponer de diversas herramientas y recursos.

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