En ocasiones cuesta trabajo asumir que el matrimonio se terminó; sin embargo, para poder avanzar después del divorcio, es importante aceptarlo y tener voluntad de salir adelante.
No existe una forma única de lidiar con un divorcio, ya que esta decisión tiene muchas implicaciones individuales y familiares. Si bien cambiar el estado civil es un alivio para algunos, es un desajuste emocional persistente para otros. Poner fin al matrimonio provoca un cambio repentino en el ritmo de vida y requiere una «reorganización», ya sea que los niños estén involucrados o no. Además, se acompaña de una crisis de ansiedad, estrés y depresión que complican aún más la situación.
Sin embargo, para no perderse en sentimientos negativos, existen algunas recomendaciones que pueden ayudarte a afrontar este proceso de la mejor manera posible.
Recomendaciones para afrontar el divorcio
Para nadie es fácil enfrentarse al divorcio, ni siquiera cuando las razones de la separación son obvias. Es cierto que a veces es la decisión más sana, pero no por eso deja de ser dolorosa y angustiante. ¿Cómo afrontarlo y qué puede ayudar a superarlo?
Aceptar el divorcio:
Una de las cosas más difíciles de lidiar con el divorcio es dejar atrás todas las esperanzas y sueños familiares. Pero si bien aceptar es doloroso y temible, es necesario poder dar un paso más.
A menudo sucede que muchos niegan esta realidad para mantener la ilusión o sentir protección de alguna manera. Sin embargo, aceptarlo y abrazarlo con dignidad es la única forma de ser optimistas sobre el futuro y tomar las decisiones correctas.
Buscar apoyo familiar:
Contar con el apoyo de familiares y amigos cercanos puede ayudar a aliviar las preocupaciones que surgen del divorcio. Aunque está claro que nadie podrá solucionar directamente los problemas que se presenten, si evitan este sentimiento de soledad.
Rodeado de seres queridos, es más fácil controlar la sensación de vacío que surge de la ruptura. También puede resaltar aquellas emociones que se están «ahogando» y reprimiendo situaciones más serias como la depresión que pueden explotar.
Crecer con el divorcio:
Evitar buscar culpables:
Todas las relaciones sentimentales son de dos, por eso, es inútil tratar de lanzarle toda la culpa a una sola persona. Esto solo “alimenta” resentimientos e impide tomar otro camino con tranquilidad.
A pesar que muchas veces los conflictos se detonan por el actuar de uno solo, de nada sirve tratar de señalar y culpar. Para estar en calma hay que ver más allá, entendiendo simplemente que las cosas no siempre son como uno quiere.
Participar en actividades placenteras:
A pesar que es inevitable tener bajones emocionales por el divorcio, hay formas de buscar la felicidad y el bienestar. Todo es cuestión de ponerle voluntad y actitud.
Realizar actividades que generan placer, como hacer ejercicio físico o compartir con amigos, disminuye el malestar y aumenta el equilibrio emocional. Esto se debe a que aumenta la liberación de endorfinas y serotonina, neuroquímicos vinculados con la felicidad.
Apoyar a los niños:
Buscar ayuda terapéutica:
Hay muchas situaciones en las que resulta más complejo enfrentarse al divorcio, como en los casos en que hay disputas legales o niños de por medio. Para esto, lo mejor será buscar el apoyo de un psicólogo, quien puede ayudar a recuperar el equilibrio emocional.
Tenemos que entender el divorcio como un proceso, no es algo que venga de un día para otro. No tiene sentido presionarnos para mejorar, tenemos que darnos tiempo para vivir la situación. No hay un tiempo establecido para superar un divorcio. Cada uno tiene su propio ritmo que debe escuchar y respetar.
Por esta razón, es importante no hacer comparaciones con otras relaciones, ya que cada proceso es individual. Incluso si el dolor se siente como algo inconmensurable, debe hacer que sea más fácil atravesar las emociones que está teniendo. En estos casos, puede ser útil escribir sentimientos en un papel y luego romperlos o prenderles fuego. Esto ayuda a mover lo que hay dentro.
Tenemos que aceptar los altibajos que nos dicen que no debemos negar nuestros sentimientos, sino que debemos permitir que las cosas se reorganicen. Es saludable encontrar personas con las que hablar de nuestro malestar sin ser una víctima, sino para expresar lo que nos duele.