El asma puede convertirse en un problema muy importante en la vida de la persona que padece esta enfermedad ya que restringe seriamente el estilo de vida del paciente. Esta situación se torna particularmente grave en la población infantil, ya que las limitaciones pueden derivar en deficiencias tanto a nivel académico como social, con las graves consecuencias que estas deficiencias pueden tener en la infancia y en relación con el desarrollo futuro del paciente.
Los factores psicológicos a menudo operan de acuerdo con un modelo circular que influye en los problemas del paciente, es decir, muestra una conexión entre los procesos familiares y los síntomas asmáticos en niños y adolescentes.
A continuación se describen, para mayor claridad, las variables psicológicas relacionadas con el asma bronquial en el propio paciente:
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Ansiedad:
La ansiedad se convierte en un factor muy importante en el asma debido a dos características de la enfermedad en sí. El primero ocurre cuando el paciente se encuentra en una crisis (broncoconstricción) tratando de compensar la dificultad para respirar. En este punto hay un alto nivel de activación en el individuo. esto conduce a una hiperventilación, por lo que aumenta el miedo ante la imposibilidad de poder controlar la situación.
La segunda característica de la enfermedad que hace de la ansiedad un aspecto íntimamente relacionado con la enfermedad es la naturaleza intermitente con la que se presenta el asma bronquial, así como la gran variedad y número de estímulos que pueden agravar las manifestaciones clínicas de la enfermedad.
Estas creencias y expectativas hacen que se genere una ansiedad crónica con la consecuente mayor activación fisiológica y mayor atención a los estímulos circundantes.
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Depresión:
En el caso de la depresión, la intermitencia del trastorno y la imprevisibilidad con la que se presentan los ataques vuelven a jugar un papel fundamental dando al sujeto una idea de incontrolabilidad e impredicibilidad de su situación, derivando a la sensación de falta de control.
Este estado podría ser congruente con el propuesto por la teoría de la “indefensión aprendida”, lo que a su vez motivaría todos los rasgos depresivos que la teoría postula: apatía, falta de motivación, pasividad, etc. A todo ello hay que añadir la pérdida de reforzadores, cambio de trato al enfermo, etc.
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Asma y familia:
El entorno familiar es un estímulo importante para el pronóstico de la enfermedad, las relaciones entre los padres, entre padres e hijos y el entorno del propio paciente son elementos importantes en el desarrollo y cuidado del asmático.
El asma es una enfermedad crónica que afecta a la familia donde se ven amenazadas sus principales funciones, enfrenta experiencias sobrecogedoras como hospitalización, compra de medicamentos, actividades y cuidados especiales en ocasiones nuevas para la dinámica de grupo y provocando cambios en el desarrollo emocional del grupo.
En conclusión, el asma es una patología compleja, común en pediatría, de interés para el clínico. Los factores psicológicos son de vital importancia para el curso de la enfermedad y los factores sociales de importancia en el pronóstico son el nivel socioeconómico, la violencia, el tabaquismo pasivo. Además, la familia es decisiva en el control de la enfermedad, ya que la disfunción de la misma promueve el mal apego al tratamiento, y aumenta el riesgo de recaídas.
Por otro lado, los tratamientos del asma a nivel psicológico muestran mayor efectividad en aquellos pacientes en los que se identifica claramente desencadenantes de tipo emocional, por lo que la identificación, y en parte clarificación de estos estados emocionales negativos por parte de este trabajo, es de gran importancia para la futura orientación terapéutica.