Como padres y madres nos preocupamos por las emociones de nuestros hijos, pues tanto pasan de estar contentos, a estar tristes o enfadados, y ayudarles a identificarlas y gestionarlas es un proceso de aprendizaje que mejora tanto la afectividad de los niños como las dinámicas e interacciones familiares.
Por tanto, si estás planteándote ayudar a tus hijos en el complejo mundo de las emociones, tendrás que comenzar por proporcionar estrategias para identificar las emociones y gestionarlas, y no podrás hacerlo si no tienes en cuenta cómo son las emociones y los sentimientos en los niños (pues ¡sorpresa! no son iguales que en los adultos):
¿Qué debemos en cuenta?
- En primer lugar, es importante diferenciar emociones de sentimientos, pues las emociones son las reacciones psicofisiológicas a ciertos estímulos tales como objetos, personas, lugares, sucesos o recuerdos importantes, mientras que los sentimientos son el resultado de las emociones y la verbalización de éstas.
- En segundo lugar, hay que tener presente que los niños manifiestan más emociones que sentimientos, por una cuestión madurativa pues expresan de forma física e intensa lo que sienten, al no saber expresarlo verbalmente. En este sentido también hay que saber que las expresiones afectivas en la infancia son extremas y cambiantes, están 100% enfadados y pasan en cuestión de segundos a estar 100% contentos, sin términos medios.
- En tercer lugar, es esencial tener en cuenta que en los niños no hay una relación causa-efecto en la expresión de las emociones, por tanto, no es extraño que pequeñas cosas provoquen grandes alteraciones o grandes satisfacciones.
¿Cómo ayudar a los niños a gestionar sus emociones?
1. Aceptar las emociones en lugar de reprenderlas o reprimirlas
Todos tenemos emociones. Todos experimentamos rabia, tristeza, miedo, alegría, asco, sorpresa y cualquiera de nosotros dispone de un repertorio emocional instalado en una parte muy profunda de nuestros cerebros que nos alerta de lo que ocurre dentro y fuera de nuestro cuerpo. Teniendo en cuenta lo anterior, no podemos pretender que nuestros hijos no se enfaden, no sientan miedo o se entristezcan.
2. Validar las emociones que sienten
¿Cómo? Empatizando con el niño y aceptando lo que siente. Y aunque nosotros no estemos de acuerdo en ese momento con lo que está haciendo es importante que: no rechacemos su emoción, permitamos que la exprese, no digamos que no llore, que no se enfade, que no tenga miedo.
Para validar las emociones de nuestros hijos es importante que expresemos apoyo con frases tipo :
- «entiendo que esto te ha hecho enfadar mucho»,
- «sé que te entristece …»,
- «veo que esto te causa mucho miedo …»,
- «tienes derecho a estar enfadado»,
- «yo también me sentiría triste si …»,
3. Identificar las emociones en uno mismo y en los demás
Saber identificar las emociones en uno mismo y en los demás una competencia emocional imprescindible que debemos educar para poder ayudar a los niños a gestionar sus emociones.
4. Expresar verbalmente las emociones
Un primer paso para la regulación emocional es precisamente el hecho de hablar sobre nuestras propias emociones y pensar sobre ellas. Por ello son tan importantes los pasos anteriores: aceptar, validar y dar nombre a lo que sentimos.
«Estoy contento porque …! «Tengo miedo de …» «Qué rabia siento porque …» de los pasos imprescindibles que con el tiempo y mucha practica ayudarán a tus hijos a gestionar sus emociones.
5. Dar opciones de respuesta
Los padres debemos ofrecer distintas alternativas de respuesta ante las emociones. Y digo respuesta porque ante una emoción lo más inmediato que solemos hacer es reaccionar, sobre todo cuando somos niños. Lo que significa que no hay reflexión, no se siguen los pasos de para – piensa – actúa. Por lo que debemos enseñar a nuestros hijos diferentes modos de responder ante la rabia, la tristeza, el miedo, la alegría, etc.
Y recordar, cada niño es único y cada desarrollo también, por lo que para cada situación se debe ser paciente y mantener la calma, para que la identificación y descripción de la emoción se haga en un entorno de seguridad, respeto y confianza.