Este 2021 ha sido parte de nuestro aprendizaje, La COVID-19 ha repercutido negativamente sobre la salud mental de las personas de la población a nivel mundial, y sobre todo en las poblaciones más vulnerables. La incertidumbre asociada con esta enfermedad, más el efecto del distanciamiento social, el aislamiento y la cuarentena, agravaron de sobremanera el 2020, y este año, no podemos negarlo, ha sido dificil, pero más digerible, porque la responsabilidad de crecer, de seguir y vivir ha caido en cada uno de nosotros, en dirigirnos con cautela, sin poner en riesgo nuestra salud física y así poco a poco, equilibrar la salud mental; sin embargo, aún hay mucho que trabajar y aprender… salud.
Necesitamos trabajar multidisciplaniariamente, porque debemos preparar recursos que permitan respaldar a todos los que necesitan encaminar su vida de manera positiva y dejar de lado la fatalidad y dar apoyo psicológico, no solo los trabajadores sanitarios y no sanitarios, sino también los enfermos y sus familiares. Las personas que hayan manejado un poquito su fortaleza podrán superar todas las etapas venideras, y las personas que no, tendremos que trabajar con ellas para fortalecer la resiliencia», en un futuro.
Finalmente, no debemos descuidar el trabajo remoto, puesto que no todas las empresas cuentan con un sistema para brindar ayuda a aquellos trabajadores que no puedan canalizar las emociones, es decir no podemos medir cómo un trabajador percibe sus miedos y sus ansiedades; por ello: «Tómese descansos del trabajo y del cuidado de niños o personas mayores para cuidarse usted mismo» (Gordon,J. 2021).
