¿Cómo nos ayuda el duelo? Lo que sigue luego del adiós

Por lo general, cuando hablamos de duelo automáticamente pensamos sobre la pérdida de un ser querido o una persona importante dentro de nuestra vida, sin embargo, no necesariamente todo debe apuntar a ello, porque duelo implica una pérdida emocional grande como en alguna separación de pareja, mudanzas, renuncias o despido de trabajo, jubilación, entre otros; esto causa por supuesto malestar en diversas áreas de nuestra vida que imposibilita continuar con nuestras actividades diarias. También se nos complica el hecho de que dicha pérdida nos toma por sorpresa a lo que estábamos acostumbrados, entonces es donde nos damos cuenta que debemos dejar ir, a pesar de sentirnos totalmente desorientados.

Frente a esta nueva realidad, circulan muchos mitos y/o prejuicios como: “debes aguantarte, ya se pasará”, “el pedir ayuda es para débiles”, “si dejas ir las cosas las vas a olvidar”, “si superas la pérdida de alguien es señal de que no le querías mucho”, etc., frases o pensamientos que no fomentan que pasemos por un duelo saludable y adecuado; pero por supuesto, ninguno de estos mitos son ciertos. El duelo es la mejor manera de superar una pérdida, la que más acorta el proceso, la que más disminuye el dolor que sufres de forma saludable y la que te da un mapa de las fases que vas a tener que atravesar.

Durante el tiempo de aflicción y durante todo el proceso de duelo, por ser una etapa en donde nos embargan emociones difíciles de sobrellevar, es necesario el apoyo emocional de amigos más cercanos y familia, y no dejarse llevar por comentarios que desvaloricen nuestro sentir. Uno debe permitirse atravesar su proceso de duelo a su propio ritmo, no buscando la aprobación del resto, sino el bienestar personal.

Las consecuencias de atravesar por un proceso de duelo sano pueden ser destructoras, entre las consecuencias podemos encontrar: trastornos de los estados de ánimo, adicciones, empeoramiento o pérdida de las relaciones sociales, ideaciones suicidas, depresión, etc. Es por ello, que ante los primeros indicadores es recomendable asistir con un especialista que nos oriente al manejo de las emociones que experimentamos luego de una pérdida.

Ahora bien, si tú no estás atravesando una pérdida significativa en tu vida, pero conoces a personas que sí, identifica las señales de alerta y sé siempre una mano amiga, preocúpate por aquellas personas que la están pasando mal, pero tratan de cubrirlo. Acércate y pregúntales: ¿Cómo estás, puedo ayudarte en algo?, y notarás una diferencia abismal; finalmente no te olvides de priorizar sus emociones al igual que las tuyas y respeta su dolor. Recordemos que no somos máquinas, somos personas y tenemos emociones que necesitan ser expresadas.

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