Para los padres, la etapa infantil está tan llena de aprendizajes y enseñanzas día tras día que supone un desafío constante para ellos, sumado a ello la curiosidad por descubrir y explorar el entorno genera preocupación por el bienestar de los menores en casa. Por lo que es natural sentirnos agobiados y frustrados por darles los conocimientos necesarios a los niños, pero a la vez brindarles seguridad, sin embargo, algo que sí es seguro es que la curiosidad en nuestros niños y niñas no se desvanecerá de la noche a la mañana, al contrario es tarea de los padres y/o tutores, entrenarse para resolver sus dudas de manera clara y precisa.
La curiosidad en la niñez es completamente normal, tanto así que en ocasiones la pasamos por alto, sin saber que la curiosidad es imprescindible para su desarrollo, comprensión del mundo y entorno que les rodea, el aprender cosas nuevas, y saciar el hambre de querer saber. Sin embargo, al no fomentar el desarrollo de su curiosidad, ésta al igual que una flor, llega a marchitarse generando indiferencia a lo desconocido, lo que podría traer consecuencias a largo plazo.
Del mismo modo, como padres debemos saber equilibrar nuestras obligaciones diarias con nuestras obligaciones con nuestros hijos, responder sus preguntas produce en ellos seguridad al sentirse escuchados y respaldados; por supuesto, enseñándoles los momentos y lugares en las cuales son ideales hacer preguntas y fomentando su curiosidad dándoles las respuestas claves y precisas para que puedan comprenderlo sin agobiarse.
Finalmente, podemos decir que el proceso de la curiosidad no sólo es parte del aprendizaje en niños y niñas sino también para los padres, puesto que aprenden a guiar y orientar a los menores en favor de su desarrollo. Incentivemos a nuestros pequeños en casa a seguir descubriendo y explorando lo que les rodea y motivémonos a encontrar el tiempo y los recursos para ayudarlos.
