Ser padre en la sociedad actual es difícil. Una de las razones es que nuestros hijos pasan mucho tiempo bajo la influencia de otros; por ejemplo, profesores, compañeros, televisión e Internet. Sin embargo, la evidencia muestra que la influencia familiar es importante para determinar qué tan feliz, seguro y estable se siente el niño y/o adolescente, cómo interactúa con los adultos y sus compañeros, qué tan seguro está y cómo reacciona ante situaciones nuevas o desconocidas.
El hecho de que un adolescente o un niño tenga tantas dificultades para apagar su consola, lo que generalmente conduce a una discusión familiar, no significa que sea adicto a los videojuegos. Desde un punto de vista neurobiológico, esto se debe a que jugar activa un mecanismo de recompensa para el cerebro y, por otro lado, el niño aún no tiene un circuito de control de la conducta maduro. Y decirle al niño, «apaga el juego y empieza a hacer tu tarea, o ir a cenar o acostarte …» equivale a dejar esa actividad gratificante, y puede llegar a pensar ‘’ ¿Qué me estás ofreciendo para compensar eso? »
No obstante, se considera que el juego en exceso, especialmente online, puede volverse problemático y adictivo, ya que es una actividad expansiva y sin fin con innumerables posibilidades de acción, que genera el menoscabo de otras actividades importantes, e incluso afecta las relaciones interpersonales, especialmente con los padres.
En la actualidad, el 25% de los jugadores de videojuegos on-line son menores de edad y pasan casi unas 18 horas semanales jugando. ¿Sabemos realmente los padres qué están haciendo nuestros hijos cuando juegan on-line? ¿A qué tipo de juegos dedican su tiempo? ¿Con quién están jugando? ¿Están los adolescentes haciendo un buen uso de los videojuegos?
Principales síntomas
- Dejar de lado otras actividades, ya sean sociales, familiares o profesionales, para quedarse en casa y jugar durante horas, es uno de los síntomas más comunes de los adictos a los videojuegos. Por lo general, hacen del juego una prioridad, ya sea a través de la computadora o la consola.
- No controlar cuánto tiempo se pasa frente a la pantalla, lo que se conoce como «estar atascado durante horas» hasta que se pierde la noción del tiempo.
- Hay casos en los que los adictos a los videojuegos sacrifican horas de sueño para seguir jugando y esto tiene consecuencias directas para su salud física y mental.
¿Cómo prevenir el mal uso de los videojuegos por los niños y adolescentes?
- Informarse y observar. Buscar información en Internet sobre el videojuego y aquello que dicen sobre su comunidad de jugadores. Puede resultar que un juego sea el adecuado para su edad por sus características, pero, sin embargo, tener una comunidad bastante hostil.
- Establecer horarios y rutinas de juego. No es aconsejable prohibirlos, los padres deben entender que es una actividad gratificante, se puede jugar, pero un tiempo limitado.
- Fomentar un clima de confianza y adecuada comunicación en casa. Distintas investigaciones ponen de manifiesto que un ambiente familiar positivo, con comunicación abierta, y la presencia de afecto y apoyo entre padres e hijos garantizan el bienestar psicosocial en la adolescencia, mientras que un ambiente familiar sin afecto, sin comunicación y sin tolerancia aumenta las probabilidades de que surjan problemas de disciplina, evasión y adicciones.
- Buscar ayuda profesional. Si sentimos que la situación se nos escapa de las manos, es bueno solicitar apoyo y tratar el problema con acompañamiento para tener un resultado mucho más efectivo.